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Vacaciones en Roma

Me dirigió una sonrisa, pero no me dijo que no... algo es algo. Si que estuvo "asesorando" a otros miembros del viaje respecto al menú. Tras la comida el autobús, que estaba en la puerta del restaurante, nos llevó a la Piazza Venezia y nos indicaron que como era tarde libre teníamos hasta las 7 de la tarde para dar un paseo por las calles. Fioretta esperaría donde nos había dejado el autobús por si alguien se perdía. A mi la verdad es que lo que me apetecía era quedarme con ella charlando y conseguir sacarla el compromiso de cenar conmigo (esa noche la cena era en el hotel), pero di un paseo por la zona y me perdí en las callejuelas que salen de la Via del Corso hasta que llegué a la Fontana de Trevi, preciosa, pero muy masificada. Volví pronto hacia donde se había quedado Fioretta y la encontré sentada en la terraza de una heladería bastante típica y estuve un rato charlando a solas con ella. Me comentaba otros lugares cercanos para ver por la zona y tiendas, aunque ya los visitaríamos. Poco a poco fueron llegando los compañeros de viajes comiendo helados y cargados con bolsas de recuerdos. Apareció el autobús y volvimos al hotel. Fioretta explicó el plan para el día siguiente y a la hora que habría que bajar para cenar en el mismo hotel. Yo esperé a que se alejaran los últimos para preguntarla:

- Que hay de lo de cenar en un restaurante?

- Dame una media hora y me esperas aquí fuera -me contesto.

Entramos al hotel y ella se dirigió a la recepción. Yo subí a darme una ducha rápida y a cambiarme de ropa. Bajé y ella ya estaba esperándome tras haber acomodado en el restaurante del hotel a los integrantes del tour. Llamamos a un taxi y nos dirigimos a una zona de la ciudad más nueva donde había un pequeño restaurante. Pagó el taxi y me dijo:

- Pero la cena invitas tú, eh!

- Si, claro -respondí con una sonrisa-, será un placer.

Entramos y nos dieron una mesa en la que estábamos bastante juntos. Pidió ella por los dos y estuvimos degustando los platos en medio de una agradable conversación. Aún así, algo me estaba diciendo que Fioretta no era una mujer biológica. No es que me preocupase, ya que en mis años jóvenes había estado con alguna transexual y había podido disfrutar del tercer sexo, y quizás por eso lo detectaba, pero trataba de comprobar si era así o sólo era mi impresión. Aunque fuera así, también me atraía.

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